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El efecto del COLOR en nuestro espacio

El entorno influye en la conducta del hombre de la misma manera que el hombre influye sobre su entorno. Esta simbiosis está compuesta de muchos factores simultáneos. Uno de estos factores determinantes es el COLOR.

En nuestro hogar estamos constantemente recibiendo el EFECTO de todos los colores que nos rodean… el de los muebles, paredes, cortinas, cuadros, etc. Nuestro espacio es una amalgama de colores y cada uno de ellos desprende una vibración que incide en nuestra psicología. Por la ley de sintonía, estas radiaciones lumínicas de color penetran en nuestro campo energético y lo hacen reaccionar. El color no es inocente, es un principio activo.

Los colores, bien utilizados, son fuente de salud, armonía y equilibrio.

Las propiedades de cada color son muy amplias. A continuación ofrecemos un resumen del efecto de cada color en nuestro espacio.
AMARILLO: El amarillo pertenece al elemento Tierra. Este color estimula la inteligencia, la memoria, la generosidad y la seguridad en uno mismo. La gama de los amarillos nos conecta con nuestra serena alegría interior y con la expansión de la mente superior o consciencia. Si te gusta este color, lo recomendamos especialmente para espacios sociales como la cocina, los comedores o salones. En exceso, el color amarillo puede producir cierta irritabilidad.
NARANJA: El naranja pertenece al elemento Fuego. Es el color que nos conecta con la alegría y el sentido del humor. Nos eleva el ánimo y nos estimula, invitándonos a ser más proactivos y sociales. Recomendamos utilizarlo en espacios comunes como el comedor o la cocina, pero a pequeñas dosis, pues en exceso nos puede activar demasiado.
ROJO: El rojo pertenece al elemento Fuego y es un gran activador de espacios y personas. Este color nos conecta con la pasión. Nos transmite fortaleza, capacidad de acción, concreción y coraje. El rojo suele ser percibido como un color osado, sociable, excitante y potente. También se ha demostrado que es un buen antianémico. Lo recomendamos en espacios fríos para compensar el exceso del elemento Agua. Evitar usar este color en zonas de descanso y habitaciones de niños. En exceso puede llegar a ser agresivo y producir irritabilidad y sobreexcitación.
ROSA: El rosa pertenece al elemento Fuego, aunque con un efecto mucho más suave que el rojo. En nuestra psicología, el rosa favorece la capacidad de comprensión, la amabilidad, la suavidad y la dulzura. Este color tiene un efecto tranquilizante. La gama de los rosas equilibra y armoniza nuestras emociones. Aunque es un color poco utilizado, pintar alguna pared del salón de color rosa va a crear un efecto sorprendente.
PÚRPURA: El púrpura nace de la mezcla del rojo y el azul. Por su intensidad pertenece al elemento FUEGO. Esta mezcla, más intensa que el lila, nos invita a conectar con nuestra espiritualidad. Este color está íntimamente relacionado con el sentido de la prosperidad entendida como plenitud. Lo recomendamos en salones luminosos o habitaciones de pareja.
VIOLETA: El lila nace de la mezcla del rojo y el azul, y pertenece al elemento Fuego. Esta mezcla nos calma la mente y nos proporciona una sensación de ligereza. La gama de lilas estimula el orden y la capacidad de relacionarnos de forma armónica. Lo recomendamos en salones o en dormitorios.
AZUL: El azul pertenece al elemento Agua. El agua cubre el 70% de la superficie de la Tierra, por eso se la conoce también como el planeta azul. Este color favorece la fluidez, la claridad mental, la sensibilidad y la inspiración. Es una buena elección para las habitaciones de los niños. El azul los calma y los invita al descanso. En exceso genera dispersión y mucha emocionalidad.
VERDE: El verde pertenece al elemento Madera. Es el color más abundante en la naturaleza y representa el crecimiento, la regeneración. Pantone ha escogido el Esmeralda como Color del Año 2013. Este tono en concreto añade un punto de elegancia y sofisticación que aumenta nuestra sensación de bienestar, equilibrio y armonía. Os animamos a renovar vuestro hogar con este color creando espacios relajados y, a la vez, energizantes.
MARRÓN: El marrón corresponde al elemento Tierra, nuestro principal sustento y el sustrato del crecimiento vegetal. La gama de los marrones ayuda a estabilizar y nos aporta sensación de asentamiento, de solidez, de materialización. Como siempre decimos, hay que evitar los excesos para no generar, en este caso, sensación de inmovilidad y estancamiento. Lo recomendamos, sin excesos, en salones luminosos.
NEGRO y GRIS: El negro y el gris oscuro corresponden al elemento Agua. Estos colores, a pequeñas dosis, nos pueden ayudar a comprender el significado profundo de los procesos densos. La oscuridad es el inicio de la creación y, sin ella, la luz no podría manifestarse. En exceso, nos puede generar cierta ofuscación y falta de claridad. Lo recomendamos en pequeñas zonas de paso. No es muy recomendable en espacios donde haya niños o donde permanezcamos muchas horas.
BLANCO: El blanco pertenece al elemento Metal. Este color nos proporciona sensaciones de paz y autenticidad, la suavidad extrema. Pero un exceso de blanco en nuestras casas nos puede llegar a generar indiferencia y frialdad de sentimientos, sensaciones de asepsia y de falta de vida. Las paredes blancas son el color más adecuado para el estudio y la concentración.





Todos estamos en un continuo proceso de acción-reacción con nuestros espacios cotidianos. La toma de consciencia del EFECTO que tienen los colores, las formas, los materiales y el simbolismo de nuestro entorno en nuestras vidas es el primer paso para modificarlo con la intención de generar mayor bienestar. Vivir y trabajar en un entorno armónico nos beneficia física, mental y espiritualmente, nos facilita la consecución de nuestros objetivos y nos proporciona una vida más agradable, próspera y feliz.
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